martes, 19 de enero de 2010

Un grupo de investigadores cree que algo semejante a la conciencia existe desde los primeros momentos de la concepción. A modo de prueba señalan los millares de mujeres totalmente sanas que tienen abortos espontáneos repetidas veces. Se especula con que, en las primeras semanas —tal vez incluso horas— posteriores a la concepción, el óvulo fertilizado posee suficiente conciencia de sí mismo para sentir el rechazo y para obrar en consecuencia En lo que respecta al niño, la mayor parte de lo que se conoce con verdadera autoridad —porque ha sido confirmado por estudios fisiológicos, neurológicos, bioquímicos y psicológicos— se refiere al período desde el sexto mes de embarazo en adelante el niño no nacido es un aprendiz muy veloz. Dicho grupo enseñó a dieciséis bebés intrauterinos a responder a una sensación de vibración mediante el pataleo, los investigadores pudieron crear en sus jóvenes sujetos lo que los psicólogos conductistas denominan respuesta condicionada o aprendida, exponiéndolos primero varias veces a algo que los haría patalear naturalmente: un ruido fuerte (éste se producía a poca distancia de la madre, y las reacciones de su hijo se controlaban mediante sensores colocados en su abdomen). Luego, los investigadores introdujeron la vibración la asociación entre vibración y pataleo se volvería tan automática en la mente de las criaturas que patalearían incluso cuando la vibración se aplicara sin el ruido ¿Qué podría provocar en un niño intrauterino el origen de una ansiedad profundamente arraigada y a largo plazo? Una posibilidad es que su madre fume.

En un extraordinario estudio realizado hace varios años, el Dr. Michael Lieberman demostró que un niño intrauterino se agita emocionalmente (medido según la aceleración de los latidos de su corazón) cada vez que su madre piensa en fumar un cigarrillo. No necesita llevárselo a los labios ni encender una cerilla; la sola idea de fumar un cigarrillo basta para alterar al niño. Naturalmente, el feto no puede saber que su madre está fumando —ni pensar en esto—, pero intelectivamente es lo bastante perspicaz para asociar la experiencia del fumar desu madre con la desagradable sensación que provoca en él Cada uno de nosotros da un ritmo idiosincrásico a su manera de hablar.

A menudo es tan apagado que los que nos rodean no lo perciben, pero la diferencia siempre aparece en las pruebas de análisis del sonido los científicos solían suponer que esta imitación no se producía hasta bien entrada la infancia; mas, ahora, muchos han llegado a coincidir con el Dr. Henry Truby —profesor de pediatría, lingüística y antropología de la Universidad de Miami— en el sentido de que este proceso de aprendizaje comienza antes, en el útero. A un más sorprendente, que adapta su ritmo corporal al habla de su madre.

Un feto de cuatro o cinco meses responde claramente al sonido y la melodía... y lo hace de maneras muy distintas Si pones un disco con un tema de Beethoven, hasta el niño más sereno comienza a patalear y a moverse. Sin duda alguna, la personalidad es mucho más que la suma de lo que aprendemos... dentro o fuera del útero. una mujer puede influir activamente en la vida de su hijo desde antes del nacimiento. Una forma consiste en dejar de fumar o en reducir la cantidad de cigarrillos que se fume durante el embarazo lo que es más importante, responde a lo que oye. Una charla suave y dulce le lleva a sentirse amado y deseado

Una embarazada que todos los días escucha unos minutos de música tranquilizadora puede lograr que su hijo se sienta más relajado y tranquilo. Y en el mejor de los casos, esa exposición temprana podría crear en el niño un interés musical para toda la vida.

Las principales características de la personalidad rara vez cambian. Si el optimismo queda grabado en la mente del niño intrauterino, más adelante serán necesarias muchas adversidades para borrarlo. ¿Ese niño será artista o mecánico, preferirá a Rembrandt con relación a Cézanne , será zurdo o diestro? Tan sutiles detalles se hallan más allá de los conocimientos que actualmente poseemos y sinceramente pienso que está bien que así sea. La mayoría de las mujeres saben que ocuparse emocionalmente de sí mismas significa, de manera automática, ocuparse de sus hijos no nacidos.

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